lunes, 23 de abril de 2012

Las 10 semanas de Clemente

Es dificil realizar un juicio objetivo de una personalidad tan excepcional como Javier Clemente. El de Barakaldo despierta sensaciones encontradas allá donde va. Con practicamente el total de la prensa buscandole las cosquillas desde que llegó a Gijón y el público aún encariñado con Preciado, ha tenido mucha más gente en contra que a favor desde un principio. Los malos resultados y las malas formas no han acompañado, y a falta de 4 partidos del final, la situación es complicada.

Antes de meternos de lleno en el aspecto puramente futbolístico, hay que matizar un par de cosas. La famosa rueda de prensa no es el escándalo que nos han intentado vender desde la capital, empeñada en ver la paja en el ojo ajeno olvidandose de su viga, pero es obvio que estos espectáculos no son un punto a favor para Clemente.

Metiendonos ya en lo deportivo, la comparación más básica es la de los puntos sumados. Con las victorias ante Levante y Rayo el balance de Clemente es de 12 puntos en 12 partidos, promedio levemente superior al de Preciado, que en 20 partidos sólo consiguió hacer 18 puntos (el punto que falta lo consiguió Tejada). Daba la sensación de que Clemente había perdido una sangría de puntos, pero la realidad es que el Sporting estaba ya con urgencias a mitad de temporada. El principal cometido del vasco era ponerles las pilas a los jugadores, pero más allá de eso, la actitud del equipo pareció incluso empeorar pese a un prometedor inicio contra el Atlético de Madrid; en algunos partidos muchos echamos de menos esos inicios demoledores que firmaba el equipo cuando estaba a las ordenes de Preciado y tenía ante sí un partido decisivo. Se esperaba que se plantase el autobús, defensa de 5, balonazo y tentetieso. Todo eso se esperaba, pero el Sporting ha seguido mostrando una preocupante endeblez defensiva incluso con Clemente. No parece el mismo equipo que la temporada pasada fue la tercera escuadra menos goleada del campeonato. En definitiva, muchas cosas que se esperaban con el nuevo entrenador no se han cumplido, y la mejor muestra probablemente sea el partido ante el Mallorca en casa, un partido que se presumía clave y que se acabó perdiendo por causas mencionadas anteriormente.

Un punto fundamental han sido la cantidad de cambios en la alineación titular, siendo así que en los 12 partidos de Clemente el Sporting aún no ha repetido alineación. Con Preciado el 11 titular estaba bastante claro, pero Clemente ha hecho muchos cambios sobre la marcha, siendo especialmente llamativos los pocos minutos que están teniendo últimamente dos jugadores claves como Nacho Cases y André Castro. Tantas variantes de alineación suelen ser sintoma de no saber muy bien a que querer jugar con el equipo. De todos modos, no es del todo así. En el equipo se adivinan muchas dudas, pero entre los muchos cambios que se han hecho, llama la atención la confianza de Clemente en algunos canteranos, llamados a ser el futuro del Sporting. En el lateral derecho Pedro Orfila está casi consolidado. Mendy ha irrumpido con fuerza en el equipo, y Moises debutó como titular nada más y nada menos que en el Santiago Bernabeu. No sólo canteranos. Clemente ha tenido una confianza tremenda en Sangoy, que tras 2 o 3 actuaciones desesperantes parece que empieza a demostrar que es un jugador muy válido; también ha sido importante un renovado Trejo. Por contra, el que más perjudicado ha salido es Barral. Era de esperar que el gaditano perdiese peso en las alineaciones, pero no que acabase por no ir ni convocado en algunos de los partidos. Este último caso es el más paradigmático: Barral era el jugador lider en la especie de anarquia que había instaurado Preciado, pero con un entrenador tan distinto y ferreo como Clemente la situación no tiene nada que ver.

A falta de 4 jornadas, el Sporting es penúltimo, a 6 puntos de la salvación, que se antoja muy dificil. El sábado que viene pasa el último tren para quedarse en Primera. Clemente tiene su cuota de responsabilidad por la situación actual del equipo, eso sí: menor que la de Preciado e infinitamente menor que la de la directiva. El sábado que viene espera un partido fuera de casa, a vida o muerte, contra un rival muy superior como el Espanyol. Dificil, no imposible.