sábado, 8 de agosto de 2015

El sueño de Manolo




“En El Sardinero estuve a punto no, a puntísimo, de jugar con Sergio Álvarez y Nacho Cases en el doble pivote y Lora de mediapunta. Al final no pude alinear a Sergio porque se lesionó la semana antes del encuentro […] Nacho jugó y a Sergio le faltó el canto de un duro. Y eso es algo que había que hacer porque yo veía que Rivera no atravesaba su mejor momento. […] Mientras que en cambio percibía la frescura de Nacho Cases y Sergio Álvarez. Entonces, está claro… ¡al prao! ”   
 Cita de Manolo Preciado extraida del libro ¿Quién mejoraría a Preciado?

Sergio Álvarez debutó en Primera División frente al Racing, en la última jornada de la Liga 2009/2010, sin nada en juego. Era el ojito derecho de Manolo Preciado, quien no dudo en subirlo al primer equipo para la siguiente temporada. Ni siquiera había cumplido los 19 años de edad, pero su fe en él era enorme. Se le adivinaban cualidades, pero ¿estaba aquel imberbe chavalillo, con un físico y un aspecto que se asemejaba más al de algún compañero nerd de Sheldon Cooper que al de futbolista profesional, preparado para la Primera División? Durante la primera vuelta de la 2010/11, Sergio comenzó a sumar minutos, y llegó a ser titular en un par de ocasiones. Demostró criterio manejando el balón y un cierto orden en sus movimientos, pero su falta de físico debido a su corta edad le penalizaba sin remedio; al fin y al cabo no hablamos de un mediapunta mágico, si no de un pivote de contención, posición en la que el músculo y los pulmones juegan un papel muy importante. La marcha del equipo no era buena, y en la jornada 18 el Sporting viajaba a Santander completamente hundido en la clasificación. Se había especulado durante toda la semana con la destitución de Preciado, pero esta finalmente no se produjo, así que Manolo se la jugaba en el Sardinero, en su casa. ¿Tendría algún as bajo la manga? Sergio Álvarez no pudo entrar en aquella convocatoria ya que se había lesionado dos semanas antes, pero quien sí entró fue un chaval de 23 años que jugaba en el filial, al que nunca se le había dado demasiada bola y que tenía el futuro más puesto en acabar su carrera de Educación Física que en labrarse un futuro mediante el fútbol. Para Nachín Cases, fue besar y llegar el santo: su primera convocatoria con el Sporting significó también su debut como titular en Primera división. Realizó un partido correcto jugando en el doble pivote pero su presencia no impidió que el equipo siguiese mostrando una blandura preocupante. El Racing se adelantó en el marcador y con el Sporting volcado para empatar, tuvo varias contras, que desperdició. El tiempo se agotaba y la cabeza de Preciado pendía de un hilo. Ya se habían cumplido los 90’ reglamentarios cuando un gran centro de De las Cuevas fue cabeceado a la red por Diego Castro. Aquel gol no fue un gol cualquiera. Gracias a él, el equipo recibió un chute de adrenalina y Preciado tuvo una bola extra en el Molinón, ante el Hércules. Cases volvió a ser titular, esta vez de mediapunta: realizó un partidazo y además marcó el 2-0 final con un zurdazo inapelable. Su cara de alegría tras marcar el gol era la cara de un sportinguista que años atrás se sentaba en La Tribunona para ver a sus ídolos y ahora a quien venían a ver era a él. Preciado le sustituyó a final del partido para que recibiese una atronadora ovación; quien salió en su lugar fue Sergio Álvarez, que tras este partido fue relegado al filial para seguir con su progresión. La segunda parte de la temporada fue tan plácida que pese a la malísima primera vuelta, el Sporting se salvó matemáticamente a falta de una jornada para el final, jornada en la que jugaron varios no habituales y gente del filial. Entre ellos estaba Sergio, que aquel día formó doble pivote con Cases, justo una vuelta después de que Nachín emocionase al Molinón en su debut con un partidazo y su primer gol con la rojiblanca.