martes, 1 de noviembre de 2011

El camionero croata

Mate Bilic parece cualquier cosa menos un deportista de élite. Con esas rasgos desproporcinados y esa enorme cabeza suya, el croata se asemeja más a un camionero veterano que a un futbolista. Pero es un delantero centro, y de los que no se rinden. El croata llevaba un año sin anotar gol en partido oficial (ante el Mallorca en copa) y lo que es peor, más de año y medio sin marcar en competición liguera (ante el Depor). El año pasado sus salidas al campo eran vistas con recelo y resignación, y pareciamos asistir a su jubilación. Todo el mundo creyó que tras una temporada en la que no aportó nada, se le daría boleto, pero Bilic quiso seguir y Preciado no tuvo mayor problema. Pero el fútbol es imprevisible. El croata ha cambiado, es un futbolista distinto al de la pasada campaña. Ha aprovechado al máximo los pocos minutos de los que ha dispuesto. Se ha ofrecido, ha corrido, ha aguantado cada balón y ha peleado por cada balón,en definitiva, todo lo que un delantero centro ha de hacer. La recompensa le ha llegado en forma de dos goles vitales que sacan al Sporting del pozo y le permiten tomar aire tras el desastroso inicio de temporada.

Pero los hechos no deben negar la evidencia: el Sporting necesita un delantero centro de garantías. Bilic no va a estar ahí toda la temporada, Sangoy se ha diluido como un azucarillo (bien es cierto que no se le ha dado mucha confianza), Nacho Novo no parece convencer a Preciado como delantero (aunque muchos pensemos que es ahí donde debe jugar) y de Barral mejor hablamos otro día. El Sporting acumula muchos jugadores capaces de crear juego o de romper defensas rivales (Trejo, De las Cuevas, Nacho Cases, Lora...) pero no tiene a un rematador que aproveche los pases de sus compañeros. Lejos queda ya aquella primera temporada milagrosa en primera, en la que la dupla Bilic-Barral anotó 22 tantos. Hay que encontrar a un jugador que esté a la altura del resto del equipo. Mientras tanto, nos conformaremos con el invitado sorpresa que ha aparecido de la nada. Y que siga así por mucho tiempo.