miércoles, 9 de noviembre de 2011

El cagómetro está estropeado

La prensa deportiva de este país parece empeñada en lograr el más dificil todavía. En 2009, tras el hat-trick de Raul al Sevilla y el pinchazo del Barça en Valencia, anunciaron a los cuatro vientos la remontada del Madrid en liga, el miedo que se había apoderado de Can Barça y la grandeza de un equipo que siempre se sobreponía a las adversidades. En las portadas aparecieron términos como "Canguelo" o "Cagómetro", e incluso algunos barcelonistas acérrimos temían ante la avalancha blanca. Sin embargo, el Madrid salió escaldado de su propio estadio tras ser víctima de la excelencia culé. 2-6, y recochineo en Barcelona. Dos años más tarde, Mourinho acudía al Camp Nou como el AntiCristo, el antidoto al Barcelona, el único ser humano capaz de frenar a Guardiola. Otra exhibición del Barcelona, otro ridículo madridista. Un año más tarde, cualquier persona habría aprendido la lección, pero no. Los palmeros de FP siguen a lo suyo, empeñados en pinchar a un equipo al que no es recomendable pinchar.

Y queda demostrado que no es recomendable hacer rabiar al Barça no sólo por las dos humillaciones recientes, si no porque en los últimos años, cuando se ha llegado al Clásico con teórico favoritismo culé, han llegado las sorpresas. El ejemplo más claro es el 2-0 del Camp Nou. El Madrid llegaba 9 puntos por detrás del Barcelona en una profunda crisis tras la debacle de Irún, con Schuster tirando la toalla antes incluso de jugar el partido ("No estamos capacitados para ganarles", dijo el alemán), y con la presentación expres de Juande Ramos como su sustituto un par de días antes del partido. La diferencia entre uno y otro equipo parecía abismal, pero el Madrid se hizo fuerte, tuvo el partido en las botas de Drenthe, y vio como un gol agónico de Eto'o en el 83 tiraba por tierra el trabajo blanco. Algo relativamente similar ocurrió al año siguiente. El Madrid llegaba por delante del Barcelona, pero la sensación era que los de Guardiola iban a pasar por encima de los de Pellegrini, que venían de sufrir una humillación ante el Alcorcón, y en liga vencían pero no convencían. La tuvo Ronaldo, las tuvo el Madrid, que fue superior en la primera parte, pero Ibra anotó el único gol del partido. También se llegó con muchísima prudencia a la final de Mestalla, otorgando el favoritismo al Barcelona, y allí emergió CR7. Tras la euforia de la Copa, la derrota en Champions. El Madrid parece vivir mucho más agusto agazapado entre las sombras, pero la prensa parece empeñada en seguir con la misma cantinela una y otra vez.